Todo había sido ya previsto desde tiempos de Alfonso X, cuando el obispo don Raimundo otorgó fueros a Alcalá con la pretensión decidida de formar un núcleo urbano con una feria y un mercado (en lo que es hoy la Plaza de Cervantes, antigua Plaza del Mercado) que realzarían a la ciudad frente a otros núcleos de población de la comarca de similares condiciones naturales.
Esta feria se organizaba anualmente, como hoy, "por San Bartolomé".
Este año hemos comenzado nuestro periplo fiestero asistiendo a la representación de "Sueño de una Noche de Verano" de William Shakespeare puesta en escena por la compañía "El Retablo", que ha hecho una adaptación estupenda con la que hemos disfrutado mucho; si teneis ocasión de verlos, no os los perdais!
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Después hemos ido a la Plaza de Cervantes para escuchar a OBK, pero no sabemos si porque el tipo no canta un pimiento o por algún problema técnico, lo cierto es que no se oía casi nada y era un rollo... así que nos retiramos discretamente en dirección al Recinto Ferial.
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Este año estrenamos Recinto Ferial, y aunque para el ecosistema no debe haber sido un hecho digno de alabanza (el remanso del río ha sufrido un grave revés), la verdad es que hay mucho más espacio, la mayor parte del terreno está solado, y todo parece más limpio y ordenado, por lo que a mí me ha parecido muy bien.
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Ya en la feria-feria (GGG) buscamos llenar nuestras panzas con suculenta pitanza y degustamos patatas, morcilla y panceta. El domingo daremos buena cuenta de otros gustosos manjares...
Una vez lleno el buche fuimos a probar suerte en el juego (ya se sabe... no escapa uno de ningún vicio); este año probamos a tirar latas con un rifle de corchos y a meter dardos en aros, siendo el resultado nada desdeñable visto que los rifles estaban trucados (que se lo cuenten si no a Equinocyo) y bajo el corcho de los aros había "algo" que evitaba que se pincharan los dardos y rebotaban todos (los muy truhanes!!!). Como premios, una Abeja-Maya y un WinnyeThePooth con doctorado y todo ;) (ah! es la vida...).
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Después, y como pronto amanecería, decidimos volver a nuestros hogares para descansar un poco antes de iniciar la jornada laboral (qué dura es la vida del asalariado!) y comenzamos a andar el camino dándonos fuerzas con un palo super-gigante de algodón de azúcar.
Para nosotros el día terminó casi a las 4 de la madrugada. Ya lo veis, ir, no vamos mucho, pero el día que vamos....
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