http://www.ultraguest.com/sign/1141778858 Chiscolin-Chiscolina: marzo 2006

viernes, marzo 31, 2006

FANTASIA

Género fantástico, según la enciclopedia, es "el género literario que describe hechos sorpresivos o imprevisibles en la vida cotidiana y que se interesa, en consecuencia, por trascender los límites y obtener una percepción más aguda y menos superficial de la realidad inmediata"; sin embargo yo creo que, aunque la literatura fantástica trate de lo insólito y lo extraño, por muy nueva que parezca una idea sin duda tiene su origen en alguna experiencia pasada o presente. Lo fantástico es un producto de su época y se refiere a su época, y aunque el creador fantástico trata de mostrarnos algo ajeno a lo que sabemos que existe, esa "realidad" surge del "aquí y ahora", y no puede escapar a sus convencionalismos, prejuicios e influencias inconscientes, por esto es por lo que pienso que las novelas de fantasía son tan importantes (siguiendo con el hilo del artículo de Sayory), porque hablan de los valores de siempre, del bien y el mal, de guerras de "buenos" y "malos" en mundos que se moldean con la mente, no con las manos; … he llegado a la conclusión de que estos mundos imaginarios son, en realidad, los últimos reductos de la cordura y los valores, en un entorno como el de hoy, cada vez más impreciso y ambiguo.
Por eso hoy voy a hablar de sus inicios y evolución histórica; bueno, por eso, y porque me gusta mucho GGG: Según el escritor argentino Bioy Casares, el género fantástico "es tan viejo como el miedo"; sorprendentemente, la ficción fantástica precede a la realista. El "Poema de Gilgamesh" de los antiguos sumerios es ya ficción fantástica y algunos papiros del antiguo Egipto contienen narraciones mágicas. Apuleyo, autor romano, trata en "El asno de oro" temas como la metamorfosis y la magia. La Biblia, dejando al margen lo que cada uno pueda creer o sentir, habla de cosas tan increibles como que un señor, por muy estupendo que sea, vivió 969 años; parece, no sé, "un poco" ¿fantástico? (que digo yo, vamos). Textos medievales como la "Divina Comedia" de Dante o "La muerte de Arturo" (1469-1470) de Thomas Malory, entran de lleno en lo maravilloso, lo sobrenatural y lo monstruoso. De modo parecido se encuentran conjuntos de relatos fantásticos en la antigüedad de algunas culturas alejadas de la europea; el "Océano de historias" (de la India) o "Las mil y una noches", son dos ejemplos claros de ello.
Los orígenes de lo fantástico, como género de la literatura occidental, pueden rastrearse hasta el s.XVIII, cuando novelas góticas como "El castillo de Otranto" (1764) de Horace Walpole o "Los misterios de Udolfo" (1794) de Ann Radcliffe comenzaron a explotar ciertos temas extravagantes y sobrenaturales que serían retomados una y otra vez por escritores posteriores de literatura fantástica. Otras fuentes de inspiración llegarían de la adaptación de baladas medievales, la traducción que se hizo de "Las mil y una noches" al francés (1704-1717), y de los estudios y publicaciones sobre folclore y leyendas. Los temas clásicos de la literatura fantástica, los que se han desarrollado desde el siglo XVIII hasta hoy, incluyen la aparición de seres no humanos (fantasmas, ogros, trasgos, elfos, ... difícil nombrar a todos), los mundos paralelos, los pactos con el diablo ("El retrato de Dorian Gray"), las historias alternativas, las búsquedas mágicas, la realidad invadida por sueños o hechizos monstruosos, … Entre las primeras obras maestras de la literatura fantástica figuran la fantasía oriental "Vathek" (1786), de William Beckford, los relatos dentro del relato de "El manuscrito encontrado en Zaragoza" (1804-1814) del aristócrata polaco Jan Potocki, o las colecciones de cuentos publicadas por el alemán Ernst Theodor Amadeus Hoffmann en las primeras décadas del siglo XIX; el movimiento romántico favoreció en gran medida el género (de los españoles supongo que Bécquer (sobre todo "Leyendas") y Espronceda son los más importantes; a mí son los que más me gustan).
Aunque el novelista gótico Charles Brockden Brown fue probablemente el primer autor fantástico norteamericano, y Nathaniel Hawthorne produjo historias como "El joven Goodman Brown", es Edgar Allan Poe el más conocido y comercial de los iniciadores del género en América, tanto en prosa como en verso (también como un pionero de la literatura de terror y de ciencia ficción). Durante los siglos XIX y XX se va haciendo más borrosa la frontera entre los géneros, pero probablemente sea mejor considerar el terror y la ciencia ficción como subgéneros dentro del fantástico. En el siglo XIX, Edward Lear y Lewis Carroll ("Alicia en el País de las Maravillas", "Alicia tras el Espejo) jugaron y experimentaron con el lenguaje y las paradojas de la lógica (siendo en estos y otros muchos casos evidente que el género fantástico no es únicamente para niños). Otros escritores, como Charles Dickens, George MacDonald o William Morris, hicieron un uso didáctico de la fantasía, poniéndola al servicio de la ética cristiana y la alegoría, tendencia que continuó durante el siglo XX con ejemplos como la novela de G. K. Chesterton "El hombre que fue jueves" (1908) y el ciclo "Historias de Narnia", de C. S. Lewis (ahora tan de moda).
En la actualidad, los escritores americanos y británicos han tendido a cultivar una literatura fantástica destinada al consumo masivo. Escritores europeos y latinoamericanos como Jorge Luis Borges, Italo Calvino, Mijaíl Bulgakov o Michel Tournier se han centrado en la producción de obras más literarias e intelectuales que, a veces, coinciden con las ideas y la imaginería expresionista y surrealista. El realismo mágico, un tipo de fantasía en el que los acontecimientos más extraños se narran de forma llana y realista, ha estado dominado por los latinoamericanos, sobre todo Gabriel García Márquez y Carlos Fuentes. De todos modos, otros escritores, como la británica Angela Carter, el checo Milan Kundera o Italo Calvino, han escrito también obras pertenecientes a esta subcategoría de lo fantástico; la obra de este último (Calvino) "El caballero inexistente", se sirve claramente del recurso de lo fantástico a través del humor: encuentro de lo visible (la armadura) y lo invisible (el cuerpo del caballero), de lo aparente y lo real, que a su vez pone en cuestión los límites del realismo vulgar.
Todo esto ha dado lugar a que hoy se clasifique la fantasía (ya sabéis cómo son las cosas, siempre poniendo etiquetas) entre baja y alta fantasía. En la baja fantasía, lo fantástico irrumpe en el mundo real y cambia alguno de sus aspectos, como ocurre en "La metamorfosis" de Franz Kafka. La alta fantasía, al contrario, imagina un mundo completamente alternativo, generalmente muy detallado, como "El señor de los anillos" de J. R. R. Tolkien o la serie de novelas de la DragonLance (ya os he hablado de ella). Aunque según esta clasificación no sé en dónde se podría colocar "La Historia Interminable", "El Principito", o la trilogía de "Memorias de Idhún", por ejemplo; supongo que en una "superior fantasía" en la que conviven el mundo real y otro (u otros) inventados (GGG).
Yo, por mi parte, acabo de terminar "Memorias de Idhún – La Resistencia", y me ha encantado (estoy deseando comprar la continuación "Tríada"); y si me pongo a pensar sobre ello, descubro que muchas de mis novelas favoritas son libros que pueden catalogarse como "de fantasía". En fín, como dice El Gato, cada uno… lo que le guste; pero por favor, no caigamos en el error de creer que lo mágico no forma parte de nuestras vidas; que la capacidad de sorprenderse y maravillarse, de descubrir, habita sólo en los niños…
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no hay edad para la vida, tan sólo edad de vivir!!
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(Agradezco a Lucía alguna de las imágenes... GRACIAS!)

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jueves, marzo 30, 2006

PRECOCES

En 1967, la publicación de una novela conmocionó los círculos literarios estadounidenses. Su título era "Rebeldes" (The Outsiders) y su autora Susan Eloise Hinton, una chica de 17 años nacida en Tulsa (Oklahoma), que había escrito a los 15 años ésta, su primera novela. A partir de ese momento cambiaron los tradicionales cánones de la novela juvenil: sus protagonistas ya no eran seres ideales en un mundo sin preocupaciones, sino personas que vivían la dura realidad urbana, con unos condicionamientos sociales y familiares tan adversos que resultaba imposible intentar superarlos.
Su segundo libro, "La ley de la calle" (Rumble Fish, 1968), corrió la misma suerte que el primero, incluida la versión cinematográfica de Coppola. Otras de sus obras son: "Esto ya es otra historia" (1971) y "Tex" (1975).
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Nació en Quart de Poblet, Valencia, en 1977, y comienza a escribir a los 11 años (Zodíaccía, un mundo diferente), decantándose ya entonces por la literatura fantástica. A los 21 años, cuando empezó a pensar en un proyecto de vida alternativo, se presenta al Premio Barco de Vapor (1999) con su novela número 14 "Finis mundi" y lo gana, consiguiendo así su primera publicación; obtuvo mayor popularidad con su trilogía "Crónicas de La Torre" y a raíz de ésta surgió un gran interés por su obra, especialmente en Internet.
En 2004 comenzó su segunda trilogía, titulada "Memorias de Idhún" (ahora mismo estoy leyendo el primer volumen: estupendo!).
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Muchos/as se rinden nada más empezar, pero hay que currarse las cosas, y al final.... las consigues.
Si eres de los/las que escribe, no te rindas, persevera, la constancia tiene premio.... TU PUEDES!!!

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lunes, marzo 27, 2006

UN CUARTO DE SIGLO

La que parte la tarta es Sara (Arien), y ayer celebramos su primer cuarto de siglo (UF!), por eso quiero dedicarla este poema de Robert Frost (de los yanquis, uno de mis favoritos); espero que le guste y... no avergonzarla demasiado GGG.
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"De la naturaleza el primer verde es oro,
su matiz más difícil de asir;
su más temprana hoja es flor,
pero por una hora tan sólo.
Luego la hoja en hoja queda.
Así se abate el Edén de tristeza,
así se sume en el día el amanecer.
Nada dorado puede permanecer."
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Como le dijo Johnny a Ponyboy en "Rebeldes" (novela de Susan E. Hinton y peli de Francis Ford Coppola; recomiendo ambas, más la novela):
"sigue siendo de oro"
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domingo, marzo 26, 2006

MUJERES PIRATAS

Bueno, pués después del descansito... seguimos (GGG):
Desde el principio de los tiempos, siempre hubo mujeres que vivieron del robo marino. Los anales de la piratería van del mar Mediterráneo al de la China y de la Antigüedad a los albores del siglo XXI, y en ellos figuran cientos de nombres femeninos; la lista es interminable.
Comienza con Artemisa de Halicarnaso, la reina corsaria que pudo cambiar el rumbo de la historia, y finaliza con las piratas sin nombre que hoy en día siguen practicando el oficio en los mares de asia. Entre la una y las otras destacan: Alvida, Sigrid, Aasa, Freydis, Foelke, Jeanne de Montfort, Jeanne de Clisson, Sida al Hurra, La marquesa de Fresne, Garnuaile, Judith Armande, Jaquotte Delahaye, Mary Read, Anne Bonny, Wanda, Anita Garibaldi, María Cruz, Cheng I Sao, Lai Choi San, Lo Hon Cho y Huang Pemei.

Las más conocidas son:

Ann Bonny: Hija ilegítima de un importante abogado irlandés, William Cormac y de la criada de la familia, Mary Brennan. En 1698 después del escándalo, sus padres marcharon a Charleston donde su padre ejerció como abogado y se convirtió en un rico comerciante. El temperamento de Ann era bien conocido y se cuenta que apuñaló a una chica con un cuchillo de carnicero. Contrajo matrimonio con James Bonny, un cazador sin fortuna quien la llevó a las Bahamas como pirata después de que su padre la desheredara. James se convirtió en un informador del gobernador Woodes Rogers en su lucha contra los piratas. Ann le abandonó por John "Calico Jack" Rackham que había abandonado la piratería tras un perdón real. Jack le compraba regalos y le instó a abandonar a su marido por él. James recurrió al gobernador para retenerla. Ann y Jack decidieron huir y volver a la piratería. Calico Jack dejó a Ann en Cuba en compañía de unos amigos para dar a luz a su hijo y se reunieron de nuevo en el mar dejando a su hijo al cuidado de unos amigos en Cuba. Ann vestía ropas masculinas, era experta en el manejo de pistolas y machete y era considerada tan peligrosa como cualquier pirata masculino. Jack acogía a marineros de barcos capturados como tripulación forzosa para sus barcos. Un joven marinero capturado llamado Mark Read resultó ser una joven inglesa llamada realmente Mary Read. Rackhan permitió a Mary continuar con su disfraz y unirse al grupo.

Mary Read (1684-1721): Era hija ilegítima y su madre la vistió de chico para que un día pudiera ser su heredera, haciéndola pasar ante sus familiares como su hijo que había fallecido. Entró al servicio del rey como grumete y sirvió más tarde en la infantería y como dragoon en la Guerra de la Sucesión española. Se enamoró de un compañero de tienda y marcharon a Holanda en 1698. Después de la muerte por fiebres de su marido volvió a vestirse de hombre y se enroló como marinero en un barco holandés. En 1709 Mary Read y otras mujeres escribieron una carta a la reina Ana de Inglaterra suplicando el perdón para sus maridos. El suyo estaba prisionero en Inglaterra. Su marido fue ahorcado y ella volvió a enrolarse. Tenía 25 años.
En octubre de 1720 el barco que tripulaban Mary y Ann, fue atacado por los británicos mientras los piratas estaban borrachos. En Jamaica fueron todos sentenciados a muerte pero ambas mujeres estaban embarazadas y pidieron al juez posponer su ejecución hasta después de dar a luz. Calico Jack Rackham fue sentenciado el 17 de noviembre de 1720. El amante de Mary fue declarado tripulante forzoso y perdonado; ella murió de fiebres en prisión el 28 de abril de 1721, antes de que su hijo pudiera nacer; tenía 37 años. Ann tuvo a su hijo y no hay evidencias de su ejecución; se dice que su rico padre compró su liberación y que se casó y estableció en Virginia.

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jueves, marzo 23, 2006

NAVEGAR...

Tranquis, no voy a escribir (GGG), sólo son unas imágenes para los que ya hayan leído "Una de Piratas"; os dejo descansar. Un beso fuerte a todos, a los nuevos, y a los de siempre, por estar ahí.
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miércoles, marzo 22, 2006

UNA DE PIRATAS

Siempre me han gustado las historias de piratas, desde pequeña. Por eso ahora, con la botella de ron en la mano (es un decir) os cuento su historia, que también es un poco mía (GGG, en virtual, claro).
La historia de la piratería ha dado lugar a innumerables relatos a través de los siglos, algunos de ellos sumamente curiosos y poco conocidos, que han servido de base a películas de aventuras (unas de mis favoritas). La voz pirata viene del griego πειρατησ (“peiratés” a través del latín), que a su vez viene del verbo πειραω, que significa "esforzarse", "tratar de", "intentar la fortuna en las aventuras".
La piratería es una práctica, tan antigua como la navegación misma, en que una embarcación ataca a otra con el propósito de robar su carga, y muchas veces la nave misma. Sin embargo, los piratas no se limitaban a atacar otros barcos sino que muy a menudo asaltaban ciudades costeras.
Junto con la actividad de los piratas propiamente dichos, cabe mencionar los corsarios, que eran capitanes de embarcaciones privadas que recibían una licencia de su gobernante (bajo cuyo pabellón navega) llamada carta de marca o patente de corso, para atacar naves de un país enemigo. La distinción entre pirata y corsario es a veces sólo nominal, pues corsarios como Francis Drake eran considerados vulgares piratas por las autoridades españolas, ya que no existía una guerra declarada con Inglaterra.
Los términos filibustero y bucanero son más específicos y están relacionados con la piratería en el Mar Caribe.
A todo el mundo le es familiar la bandera negra con la calavera y las dos tibias cruzadas, así como el estereotipo del filibustero con pata de palo o un parche en el ojo, de que la literatura se ha servido más de una vez para dar vida a personajes que se han vuelto clásicos en la pluma de grandes novelistas y narradores (“La Isla del Tesoro” de Robert Louis Stevenson, o las novelas de Emilio Salgari, son las más conocidas).
Quizás la piratería sea tan antigua como el marino. Se sabe que en Grecia comenzó no con actos de agresión o barbarie hacia las personas, sino con el apoderamiento de cosas, tales como el ganado de las islas que luego recorrería Odiseo, el cual muchas veces procede, precisamente, como un verdadero pirata cuyas hazañas él mismo cuenta. La historia griega es mezcla de realidad y fantasía en un comienzo (mitología), pero los personajes reales que la pueblan tuvieron, de un modo u otro, que ver con el mar. Las viejas leyendas de los Argonautas, o del Minotauro cretense reflejan también la sumisión de determinadas comarcas al poderío de los piratas de la época. Posteriormente Pompeyo y César fueron terminando con los merodeadores del Mar Mediterráneo. Hay que esperar a la época de las cruzadas, que es cuando se produce el renacimiento naval veneciano y bizantino, para que vuelva a hablarse de ellos, provenientes fundamentalmente de Normandía y Berbería (piratas berberiscos). Los escandinavos eran también gente de mar ya que vivían en tierras en gran parte insulares, donde las comunicaciones se hacían sobre todo por vía marítima. Pero, contrariamente a lo que era habitual entre los griegos, no temían navegar fuera de la vista de la costa, y así se lanzaron atrevidamente a través del inmenso océano, llegando a América del Norte cinco siglos antes que Colón; pero no solo invadían zonas isleñas y costeras; también remontaban los ríos (París, por ejemplo, conoció sus ataques en algún momento del s.IX), y tenían por costumbre llevar un poeta a bordo de sus "drakkars" y "snekkars" para relatar sus hazañas que iban cumpliendo. Eran los "reyes del mar" (como dice su nombre, "vikingos").
Más adelante comienzan a hacerse famosos nombres individuales, como Guinimer, el llamado "archipirata" por Godofredo de Bouillon, célebre cruzado. Cien años después, otro personaje sería también llamado así; se le conocía también como Eustaquio el Monje, que actuó a órdenes de Felipe Augusto, rey de Francia, que a fines del s.XII se lanzó a la tercera Cruzada con Ricardo Corazón de León. El término "corsario" se aplicaba todavía en el s.XIII al navío más que al tripulante; el típico corsario de los relatos de Salgari surgirá más tarde.
Con el paso del tiempo se van perfeccionando los buques, que adquieren más porte, capacidad y seguridad. Las técnicas bélicas cambian también; la popularización de la pólvora trae consigo nuevos armamentos y nuevas formas de combatir. Pero la realeza tiene también algo que decir en la historia de la piratería: servirse del corso es beneficioso para ciertos monarcas. Entre los holandeses, Guillermo de Orange, siguiendo los consejos de Coligny, resuelve a fines del s.XVI organizar a los aventureros del mar para aumentar sus fuerzas militares y combatir a los españoles (entre ellos al Duque de Alba). La reina Isabel de Inglaterra busca también el apoyo de determinados capitanes, e incluso ennoblece al más famoso de ellos, Sir Francis Drake. Es ya corriente en esta época hablar de "filibusteros", vocablo derivado de otro holandés que significa "depredador". Otros calificativos son menos conocidos, como "pechelingue".
La piratería pura prácticamente había desaparecido a fines de la Edad Media de las costas europeas; se había transformado en corso o había sido aniquilada por las naciones civilizadas. Pero los nuevos descubrimientos habían agregado miles de kilómetros de costas, que eran una tentación para quienes se dedicaban al pillaje. Y surge el bucanero en las islas antillanas. El transporte del oro de América fue otro incentivo para los corsarios, que costó muy caro a las autoridades españolas, las cuales debían repeler los ataques piratas no sólo en el mar sino en las localidades fortificadas de la costa americana, cuyas ciudades eran saqueadas una y otra vez. Se da entonces un auge universal de la piratería; se destacan no sólo los más típicos y conocidos capitanes del Caribe cuyos nombres aún suenan; en el Mediterráneo actúan con renovado vigor los berberiscos, lo que coincide con la detención del poderío naval turco (del que tanto se enorgullece Cervantes por haber participado en la batalla de Lepanto). Los suplicios de las víctimas son hecho corriente, al igual que la esclavitud y la petición de rescate por los prisioneros.
No obstante, no toda la historia de la piratería está marcada por la violencia y el desprecio por la vida humana. La realidad se revela a veces insólita. Consistió nada menos que en el surgimiento y materialización de lo que podríamos llamar el sueño de "piratas filósofos" (s.XVII-XVIII), muy diferentes, por cierto, de lo que fueron el célebre Morgan, el Olonés, Barbanegra o el Capitán Kidd, y otros en su momento. Dos nombres se destacan en esta empresa, elevando "la piratería a la altura de un ideal", y creyendo en una utopía humanitaria, adelantada a su época, que concretaron en Libertalia: Misson y (su lugarteniente) Caraccioli, que al iniciar sus correrías elaboraron un reglamento para ordenar la vida de a bordo, muy parecido, al de los filibusteros, gente efectivamente libre; al elegir la bandera alguien propuso emplear el pabellón negro con la calavera y los huesos cruzados, que los piratas ingleses habían empezado a enarbolar recientemente, a lo que Caraccioli manifestó abiertamente su desaprobación: "¡No somos piratas, sino hombres resueltos a mantener la libertad que Dios y la Naturaleza nos han acordado! ¡Los piratas son hombres perdidos, no podemos aceptar su bandera!"; Misson propuso entonces el pabellón blanco con la figura de la Libertad, con la divisa "A Deo, A Libertate" ("Por Dios y por la Libertad"). Y en nombre de la libertad comenzaron las tropelías. La actitud de Misson, no obstante, fue noble frente a los esclavos negros y que en tanto que filósofo humanitario, no podía admitir tal comercio (sorprendente punto de vista para la época), argumentándolo de este modo frente a su tripulación:
"Es imposible que el comercio de gente de nuestra especie sea jamás del agrado de la Justicia Divina. Ningún hombre tiene poder sobre la libertad de otro. No nos hemos librado aún del irritante yugo de la esclavitud ni hemos asegurado nuestra libertad para imponer la esclavitud a otros. Sin duda, esos hombres se distinguen de los europeos por su color, sus costumbres o ritos religiosos; pero no son menos criaturas del mismo Ser omnipotente y dotados de igual razón. Deseo, pues, que sean tratados como hombres libres y distribuidos entre nosotros para compartir nuestra comida, para que puedan pronto aprender nuestra lengua, se den cuenta de las obligaciones que tienen para con nosotros y se vuelvan más capaces de defender esta libertad que deberán a nuestra justicia y a nuestra humanidad"
Numerosos piratas estaban dispuestos a poner en práctica sus ideas, fundando la república "ideal", para lo que se eligió la bahía de Diego Suárez, situada en el extremo norte de la isla de Madagascar, donde se instaló su comunidad con integrantes de costumbres, nacionalidades y religiones diferentes: piratas franceses, ingleses, portugueses, negros liberados, nativos de Comores, cristianos, mahometanos, etc., que se llamó "Libertalia". ; no había rey ni presidente: Misson fue elegido "Conservador", y era tratado de "Alta Excelencia". Tal mandato, instituido con tres años de duración, implicaba castigar el vicio, según las leyes que habrían de establecerse, y premiar la virtud y el coraje. Caraccioli se reservó el cometido de Secretario de Estado; un inglés, Tew, fue nombrado Almirante. Se formó un consejo compuesto de integrantes idóneos, sin distinción de nacionalidad o color, encargado de elaborar las leyes. Y leyes hubo, numerosas, adelantadas en un siglo, por su contenido, a las de la época; se llegó incluso a imprimirlas. (¡Piratas con imprenta!) Las correrías se convirtieron en el principal objeto de los libertalianos, que dieron por resultado un incremento no solo de la flota sino de la población de la nación. El inglés Tew quedó como depositario de los manuscritos que posteriormente fueron a parar a La Rochela, de donde se divulgó su contenido.
La decadencia de la actividad de los piratas, corsarios y bucaneros comienza a fines del s.XVIII. Sigue entonces en vigencia la trata de negros, y se materializan todas las actitudes que puedan imaginarse acerca del desprecio por la vida y la condición del hombre. Los dominios españoles de las Antillas y América Central, las colonias asiáticas y africanas de las naciones europeas son los escenarios de un gigantesco cúmulo delictivo. De esta época datan algunos de los nombres citados, que han aportado abundante material a los escritores y a los productores cinematográficos. Con el propio Río de la Plata se asocian varios nombres en su historia: Drake y Cavendish en sus comienzos, luego Fontane y finalmente el más célebre que asoló las costas de Rocha y Maldonado: Étienne Moreau. En el s.XIX, los esfuerzos de algunas naciones, particularmente Inglaterra, Francia y Estados Unidos, lograron prácticamente abolir la piratería, considerándola delito internacional e hicieron grandes esfuerzos por desterrarla. Entrado el siglo XX, quedan aún sectores afectados por ella: los mares del sur de la China fueron su centro de operaciones, existiendo aún mercenarios; también se incluye a algunos buques de guerra entre los corsarios contemporáneos. Modernamente, la delincuencia internacional ha tomado otros cauces, de raíz sobre todo política: el terrorismo ha inaugurado el secuestro de aeronaves y de buques, planteando un problema para el que aún no se ha encontrado solución.
Los tiempos de la piratería clásica son vistos ahora desde lejos, quedando relegada su realidad hasta el punto de que recordamos más bien lo heroico, lo pintoresco, lo atrevido de la aventura, con su romántica aureola.
En fin, que espero que todo esto os haya hecho tener un poco de curiosidad por estos personajes, y desde luego, si os cae algo en las manos sobre piratas, leedlo… uno nunca sale de su asombro con estas cosas.

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domingo, marzo 19, 2006

IMPRESIONANTES

Os pongo estas fotos que tienen que ver con los tres últimos artículos, y que a mí me gustan mucho: las pirámides de Giza y el misterioso monumento megalítico de Stonehenge (además, así os doy tiempo a leer con calma Cleopatra, GGG)
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