Pués sí, es tiempo de compras y celebraciones, que implican, inevitablemente, más compras.... Y, si es cierto que en estas fechas se nota "un algo" en el aire, una grata sensación de vivir en hermanamiento con el prójimo, no es menos cierto que también se dispara el consumismo hasta límites insospechados y que el sentimiento se ve ahogado por el materialismo.
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Nosotros ya hemos hecho todas las compras previstas, bueno, casi todas, y a 15 días de la primera fiesta grande (el 24-25), el Chiscolín se tira de los pelos y clama a los cuatro vientos que se quiere ir al pueblo, donde, curiosamente, no quedará nadie para pasar las navidades porque se vienen aquí, a la capital, con sus tiendas y sus centros comerciales (que hasta han hecho una excursión al Xanadú, y yo aún no he ido) ;)
Pero bueno, de ilusiones también se vive, y la ilusión del Chiscolín, es que no vuelva a llevarle de compras.... se hará lo que se pueda (JIJIJI), y por este año lo doy por terminado.... ya veremos si no hay algún imprevisto.
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